Una noche de ópera en el Liceu con "Aida".

¡¡Grande Giuseppe, grande!!. Esta semana he tenido la gran suerte de conocer lo que es la ópera, y digo suerte porque quizás he ido a ver en el momento justo la obra adecuada, "Aida".

Hay que decir que sin conocimiento de causa es arriesgado ir a ver una obra de tan larga duración, pero el disfrutar del esplendor de tal espectáculo y además en el Liceu, es una gran oportunidad, una oportunidad para ampliar un abanico de nuevas sensaciones, visión y conocimiento, y comprobar que existen "mundos" creativos sublimes.
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Familia, amigos y compañeros diversan opiniones de experiencias vividas al respecto y las comparten conmigo, me encuentro de todo, desde comentarios: "igual lloras como la Julia Roberts en Pretty Woman" a otros más intimidatorios como "llévate la almohada porque menuda siesta te vas a pegar", incluso yo mismo: "creo que me voy a llevar la nintendo DS por si acaso". Con ninguna de ellas me quedo.

Aida, una obra en la que la acción tiene lugar en Menfis y en Tebas en tiempo del poder de los faraones del Imperio Nuevo de la dinastía XIX o XX. Sin duda quien me conoce sabe que esto es un punto a favor para mi ya que la Egiptología me fascina y en esta obra están muy bien reproducidos los decorados y el vestuario.



Una ópera romántica que podría definirse también como un drama musical de 4 actos como leeréis en su argumento.

Aunque reconozco que dejé escapar algún que otro bostezo al principio de la obra, todo cambió en el apoteósico segundo acto, en el que se te llega a poner la piel de gallina al ver y escuchar los coros en la "marcha triunfal" de los soldados egipcios, solo por este acto ya vale la pena la obra. ¡Brutal!.



Incluso le puedes "sacar" momentos cachondos a la interpretación de los personajes, digamos que sobre actúan en algunos momentos y que tampoco el triunfal "Radamés" (capitán de la guardia) tenía pinta de ser un Brad Pitt empuñando una espada. ¡Diría que Radamés esa noche cenó fuerte! ji,ji,ji

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